Tokio Hotel y Tokio: el sueño de Caitlin

Caitlin tiene veinte años y viene de Seattle. Este año se trasladó a Berlín para estudiar alemán. Por la banda que ama ha viajado a los Estados Unidos, Europa, y ahora puede añadir a la lista también a Japón.

Una Etapa Legendaria

"La idea del primer concierto en Tokio fue algo legendario, una simetría tan atrayente de la cual yo realmente quería ser parte. Parecía la unión perfecta de dos partes de mi vida: pasé años en la escuela secundaria estudiando japonés, antes de descubrir a esta banda y al idioma alemán, y han pasado tres años desde que me fui a Tokio. Regresar por Tokio Hotel simplemente me pareció lo correcto. Y más allá de todo esto, lo echaba de menos y quería regresar."

Esto planteaba un problema: el mini-concierto era estrictamente reservado para la prensa y para un limitado número de fans. ¿Cómo ingresar?

"Siempre que tengo un problema que resolver, realizo una o dos sesiones intensas de lluvia de ideas en las que pienso en todas las soluciones posibles. Luego de ponerlas en práctica, busco lograr el objetivo final, concentrándome en cada detalle. Así, cuando se anunció que el primer concierto en Tokio era de acceso limitado, empecé a pensar en las formas de impresionar a la compañía de discos (antes de que iniciara el concurso del imitador). Me dije a mi misma: 'Ok, podrías tatuarte el nombre de la banda en japonés, grabar todo y editar un vídeo, y además participar en todo y tener la posibilidad de ser invitada'. Cuando se anunció el concurso de los dobles, una vez que realicé todo paso por paso: me decidí por un concepto, comencé por aprender cómo comprar pintura en aerosol en Berlín, reunidos los "materiales", encontrar a alguien que me hiciera unas fotos, llame a mi grupo de amigos, a fans y a mi familia. También escribí las letras en japonés como todo un DJ japonés. Era como solicitar una beca – en la que se tiene éxito en un 10% de las veces, pero aún así se tiene que dar el 100% en todo, sin perder los ánimos. Pero yo creía que el concurso no me llevaría a ninguna parte, porque era naturalmente absurdo. Cuando recibí el mensaje de Universal, estaba abrumada de la emoción. Luego vino la incredulidad, y me pasé media hora asegurándome de que lo que me habían dicho era realidad, y entonces comencé a gritar y reír y saltar por la habitación, y a reservar el vuelo."
La Salida

"Volando a Tokio me sentí muy tranquila, sabiendo a dónde iba y por qué. Yo nunca había volado sobre el continente euroasiático, observaba el avión en movimiento a través del pequeño mapa en la pantalla, miré por la ventana la increíble inmensidad de Siberia, y pensé: 'le estoy dando vueltas al planeta por amor a esta banda. Mientras escuchaba 1000 Meere unas cuantas veces."

Gracias al concurso (que tuvo lugar en el Facebook de Tokio Hotel Japón) fue que ganó, Caitlin pudo asistir a la conferencia de prensa en la Embajada de Alemania, y conocer a la banda en un meet & greet sin previo aviso. Durante el cual, como símbolo de su vida como una fan peregrina, hizo autografiar una página de su pasaporte.

El miércoles, el día del concierto, llego temprano.

"Los conciertos japoneses no suelen proporcionar el tipo de espera al que estamos acostumbrados, porque las entradas son "puestos únicos" no se dan a otro. Están numeradas. Y el público entra por orden de número, entonces todo se basa en la suerte que tenga cuando compras la entrada. Por esta razón, los fans no se presentan en el lugar una hora antes. Sin embargo, esto no me correspondía a mí pues yo no tenía una entrada real, me invitaron por lo que entraría de modo diferente. Sin embargo, pasé frío en la noche al aire libre inútilmente tratando de eludir la seguridad por un puesto." Se lleva un orden antes de entrar a un concierto en la tierra del sol naciente: la compra de mercancías es un proceso cuasi-formal, donde las personas se ponen claramente en una fila. Luego vienen los meet & greet y algo llamado "apretón de manos" sesiones que tienen su diferencia, de alguna manera, de nuestras clásicas sesiones de autógrafos. La celebridad del momento, desplegados en línea, dando la mano a los fans. Tokio Hotel tenía previsto también una sesión de apretones de manos, pero terminó siendo convertida en una normal firma de autógrafos. "Seguro fue por la germofobia de Tom." Bromeó Caitlin.

Ella estuvo encantada por el concierto, la energía, la intensidad y la alegría que irradiaban los cuatro.
"Los fans japoneses tal vez no gritaban tanto como los europeos o americanos, pero cantaban, bailaban, se movían. En general, son unos ángeles. No hay palabras que hagan justicia. Habría sido comprensible si hubiesen forcejeado un poco "afectados por la presencia de fans europeos y americanos en su concierto, pero fueron muy amables. Uno de ellos me invitó a la reunión de la embajada, lo cual me permitió participar en la conferencia, conocer a la banda y decirle cara a cara a Bill que su música ha cambiado mi vida. Otro fan japonés tuvo la amabilidad de regalar un boleto a un fan italiano. Son muy generosos y desinteresados."

Caitlin no duda al mencionar: los mejores recuerdos de su vida.

"Lo viví plenamente, canté, me moví agitando la bandera, estuve tan cerca de ellos. El escenario estaba muy cerca, y los momentos en que cruzamos miradas fue precioso. Los conciertos en la arena son espectaculares, pero se preocupan más por sus conciertos privados, tienen una atmósfera completamente diferente."

¿Algún remordimiento?

"Una cosa muy frívola: mis zapatos de la embajada! No sé por qué me puse bailarinas negras, en lugar de botas. Tal vez, con el fin de estar cómoda, de verme bien, evitando parecer una desaliñada fan del rock. Pero en la foto se ven ridículas. ¡Nunca más! Pero no hay nada importante que lamentar, el viaje fue casi perfecto."

"Tokio Hotel: son un regalo en mi vida. No me han salvado de un dramática suicidio ni nada, sólo han cambiado el camino de una ordinaria y asfixiante monotonía. Yo siempre sentí que tenía mucho que demostrar, y tal vez decidí estudiar Medicina, no con un interés real, sino sólo para demostrar que estaba interesada en algo. Y me habría perdido los mejores años de mi vida. Llegaron en el momento exacto: al final de la escuela secundaria. Cerré el año con una excelente fuerza pero sin dirección, cambiando toda mi existencia. De alguna manera su mensaje y su ejemplo, y, en particular el ejemplo de Bill y su forma de manejarse en la vida, eran justo lo que necesitaba para darme cuenta de mi talento y mis intereses, y me permite empezar la realización de mi vida buscando la felicidad. Gracias a ellos he conocido muchas ciudades y países, soy una estudiante de alemán, monté un programa de radio sobre la música alemana para la universidad, comencé a escribir para el periódico de la universidad.
Gracias a ellos me decidí a estudiar alemán en Berlín durante un año. Gracias a ellos sé quién soy, y creo en mi persona, soy libre y feliz todos los días de mi vida. No hay regalo que podría darles, que igualen todo lo que me han dado. Sólo se que tengo toda una vida para amarlos y hacer algo para promoverlos y apoyarlos... se lo merecen."

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